Las autoridades delinearon el miércoles sus planes para atender los problemas de transportación y la presión en los precios después que hackers que buscaban cobrar un rescate cerraron la semana pasada la red de Colonial Pipeline, empresa que entrega alrededor del 45% de la gasolina en la costa este de Estados Unidos.
Es posible que el oleoducto reanude operaciones en los próximos días, pero el gobierno también está presentando la crisis como una de las razones por las que se debe aprobar el plan de Biden de destinar 2,3 billones de dólares a infraestructura.
El secretario de Transporte, Pete Buttigieg, destacó que el ataque cibernético fue un recordatorio de que la infraestructura es un tema de seguridad nacional y que se necesitan inversiones para una mayor seguridad.
“Esto no es un extra, esto no es un lujo, esto no es una opción”, dijo a reporteros en la Casa Blanca el miércoles. “Esto debe ser clave en la manera en que reforzamos la seguridad de la infraestructura fundamental”.
El gobierno también enfatizó los pasos que está tomando para reanudar el abasto de combustible en las zonas afectadas.
El Departamento de Transporte estudia cuántos buques pueden transportar combustible al Golfo de México y la costa este. Se han emitido exenciones para expandir el horario de traslado de combustibles por carretera. La Agencia de Protección Ambiental también otorgó exenciones sobre las mezclas de gasolina y otras regulaciones a fin de facilitar el suministro.
La compañía tecnológica Gasbuddy.com encontró que, en Carolina del Norte, el 28% de las gasolineras se quedaron sin combustible. En Georgia, Carolina del Sur y Virginia, el 16% de las estaciones se quedaron sin gasolina.
Pero la repentina escasez tras el hackeo del viernes es un ejemplo de los desafíos que pueden surgir en cualquier momento para una Casa Blanca que debe responder constantemente a los eventos a nivel mundial. Legisladores republicanos no tardaron en criticar al gobierno por cancelar previamente los planes para la construcción del oleoducto Keystone XL procedente de Canadá. Biden canceló el permiso por la posibilidad de derrames y de un posible empeoramiento del cambio climático por el consumo del crudo de arenas bituminosas que habría trasladado el ducto.